Sinopsis de «Mi perfecto sapo azul»:
Elisabeth Lowell y Alan Taylor se declararon la guerra desde pequeños. En cuanto se conocieron se convirtieron en acérrimos enemigos, pues ella es «Doña Perfecta» y él un niño un tanto salvaje.
Pero ¿qué ocurre cuando los niños crecen y Alan se da cuenta de que Elisabeth es su mujer ideal? Pues que Doña Perfecta le presenta una lista con las cualidades que debe tener su perfecto príncipe azul.
¿Conseguirá Alan cumplir con todos los requisitos? ¿Aparecerá el hombre perfecto en la vida de Elisabeth antes de que él consiga enamorarla? ¿Logrará finalmente convertirse en un príncipe o por el contrario continuará siendo un perfecto sapo azul?
Mi opinión:
Alan y Elisabeth se odian desde que se conocieron. Él es el único capaz de sacar a «Doña Perfecta» de sus casillas y conseguir que se comporte impulsivamente. Pero como siempre se dice, del odio al amor sólo hay un paso, y en este caso en concreto quizá aún menos por parte de Alan.
Elisabeth, en cambio, no quiere tener nada que ver con su vecino, apodado el «Salvaje», y para asegurarse de ello durante años confecciona una lista con todos los requisitos que debe tener su hombre ideal.
¿Pero qué ocurrirá cuando Alan quiera cortejarla? ¿Y si «Don Perfecto» aparece antes de que Elisabeth se dé cuenta de que están hechos el uno para el otro?
«Mi perfecto sapo azul» es una novela divertida, ligera y fácil de leer. Ambientada en un pequeño pueblo llamado Whiterlande, todos los habitantes del pueblo tienen su pequeño papel en esta historia.
Puntos positivos: La relación entre Alan y Elisabeth. Ese te-quiero-pero-no, las putadas que se hace, a cual más original que la anterior. Ver como, conforme van creciendo, la relación va evolucionando de acuerdo a la edad de los protagonistas. Y, por supuesto, el epílogo, que me parece realmente tierno.
Puntos negativos: En esta ocasión son dos factores los que quiero destacar en este apartado. El primero son los cambios de persona en la narrativa sin dar ninguna indicación al respecto. Puede llegar a ser molesto y confuso para el lector estar leyendo algo en tercera persona y que en el párrafo siguiente esté narrado en primera persona. El segundo es que, a mi parecer, hay momento en el libro en que Alan se acerca más a la obsesión enfermiza que al amor romántico. Ha conseguido que, en algunos puntos concretos, me sintiera incómoda poniéndome en la piel de Elisabeth.
Valoración: