Frank es un tren muy especial, el más puntual del país de los trenes. Es tan famoso, que todos le llaman el Rey de los trenes, hasta que un día un pequeño accidente hará que llegue tarde por primera vez.
Solo fue un accidente sin importancia, pero la reacción de uno de mis hijos fue automática: «ha sido por mi culpa». Una frase con una profunda carga: culpa, querer hacerlo todo siempre bien y presión por no decepcionar a sus padres. Por eso decidí crear a Frank y a todos los habitantes del país de los trenes, para mostrarle algo tan obvio y simple que a veces se nos olvida: no te quiero por lo que haces, sino por lo que eres. Un niño maravilloso, por cierto.