La ilustradora Sandra de la Cruz recoge en este libro las experiencias y emociones vividas en su viaje a Japón a través de poemas, de pinturas y de 27 conceptos nipones que no tienen traducción en nuestro idioma, como Sakurafubuki, la lluvia de pétalos de flor de cerezo; Iki, que define la sensualidad elegante y sobria; o Kokoro, la unión entre la mente, el espíritu y el corazón. La experiencia de un viaje revelador al Japón más ancestral.
«Pasé muchos años desconectada de mi corazón. Cuando me falló la razón, el corazón hizo acto de presencia. No nos conocíamos, no nos entendimos. Lo maltraté, lo humillé, lo rajé de arriba a bajo. Él me devolvió incomprensión, silencio y un vasto desierto. Quise venderlo, quise regalarlo, quise no tenerlo.
Nunca me perdonará las heridas aún infectadas que le hice deliberadamente, ni las cicatrices que aún conserva. Sé que nunca me perdonará la carnicería.
Pero yo sí lo he perdonado».